La escasez de materias primas y elementos electrónicos y la coyuntura logística compromete los aprovisionamientos en plazo y sus costes.
Todos estamos oyendo en los noticiarios de cadenas generalistas y, por supuesto, en los medios más especializados, los problemas de abastecimiento que está teniendo la industria por la escasez en el mercado de ciertos componentes, especialmente electrónicos, el encarecimiento de las materias primas (como el aluminio y otros componentes orgánicos derivados del petróleo), y el retraso en el movimiento de estas materias entre el proveedor y la industria finalista, motivado por temas meramente logísticos. Como consecuencia inmediata, nos estamos refiriendo concretamente al retraso del abastecimiento y a un aumento desproporcionado de los costes. Dada esta situación generalizada, desde el Comité Español de Iluminación hemos querido hacer un sondeo en el mercado y entre nuestros propios asociados para conocerla en detalle, comprobar cómo está afectando a los proyectos de iluminación que están en marcha y cómo puede afectar a las obras futuras.
Antes de entrar en otros detalles, quisiéramos empezar diciendo que realmente ésta es una situación seria, que afecta a todo el mercado mundial, a nuestro sector y a cualquier otro que emplee electrónica, otros materiales sensibles y que use movimiento masivo de mercancías. La previsión de los expertos en el mercado y logística mundiales indica que, de la misma manera que esto no deja de ser una consecuencia del parón de actividad general provocado por la pandemia del COVID-19, que comenzó en febrero-marzo del 2020, la vuelta a la normalidad también será larga, poniendo como fecha previsible a principios del año 2023. Por eso, hemos de estar prevenidos y tomar medidas para sobrellevar la situación de la mejor manera posible.
Actualmente, el número de fabricantes de todo el mundo que tiene problemas para abastecerse de semiconductores y otros materiales concretos no para de crecer. Ello provoca que se retrasen las producciones y entrega de productos y, lo que hace unos meses era una amenaza, ahora es ya una realidad, que se materializa en un retraso en las entregas, un aumento de costes y, probablemente, en una inaplazable subida de los precios que pagamos los consumidores finales. Son varios los factores que están impulsando esta crisis, concentrada inicialmente en la industria del automóvil. El primero es la pandemia COVID-19, que sumió a la economía mundial en la recesión el año pasado, trastocando las cadenas de suministro y cambiando los hábitos de compra de los consumidores. Los fabricantes de automóviles redujeron los pedidos de chips, mientras que las empresas tecnológicas, cuyos productos se vieron favorecidos por las medidas de confinamiento, acapararon todos los que pudieron. Otras circunstancias, como las sanciones del gobierno estadounidense a las empresas tecnológicas chinas y el clima extremo, también han contribuido a la escasez de los suministros.
La dependencia mundial que tenemos del mercado asiático es lo suficientemente alta como para que los aumentos de precios que han causado (debidos a la falta de semiconductores, la falta de capacidad de movimiento de contenedores, y las limitaciones nacionales en el consumo de energía) hayan hecho que todos los fabricantes aumenten los niveles de existencias con anticipación, empeorando aún más la escasez, y, a nivel logístico, multiplicando hasta por 8 el precio del movimiento de un contenedor.
¿Qué consecuencias tiene esto para el mercado del alumbrado?
Existe un riesgo de retraso en entregas debido a esta falta mundial global de componentes, para minimizar este riesgo es muy importante planificar correctamente y con mayor prescripción que anteriormente cada obra y suministro que se necesite. La escasez de semiconductores ha sido sólo el primer indicador de la falta de suministro a nivel global. Los aumentos de coste de las materias primas que estamos viendo a lo largo del año son un claro indicador de la falta de oferta de éstas, y corremos el riesgo global de que la subida de precios termine en una mayor dificultad de acceso a estos materiales. El aumento de costes de las materias primas, la gran demanda de todo tipo de material y la digitalización, el progresivo aumento del precio de la energía e incluso del petróleo, hacen prever que estas consecuencias se mantengan como mínimo hasta finales del año 2022. Tanto las fuentes consultadas, como nuestros asociados (administraciones públicas, contratistas o la propia industria de la iluminación), nos han ratificado esta situación y nos han mostrado su fundada preocupación respecto al futuro más inmediato.
Nos indican, y desde el CEI lo tomamos como propio, que estos problemas no tienen más solución que adaptarnos a ellos, en espera de que se vuelvan a estabilizar los mercados globales, ya que los grandes factores que los ocasionan son de ámbito supranacional.
Como conclusión, a través del CEI queremos comunicar que es muy importante conocer esta circunstancia que estamos viviendo, que la situación puede incluso llegar a empeorar y que, en cualquier caso, se debe tener en cuenta en la planificación de los proyectos y obras que hay en marcha, de modo que los plazos de estos sean flexibles y que en los proyectos que se impulsan desde las administraciones públicas se tenga en cuenta esta dificultad de aprovisionamiento de la industria. Así, todo el sector trabajará unido y con coherencia, de forma que no nos veamos perjudicados en nuestra imagen y profesión, para que el cambio tan importante que se avecina se haga de la mejor manera posible en todos los sentidos.
Fuente: Comité Español de Iluminación
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